El Colorado de Rustrel.

El colorado Provenzal de Rustrel.
Enclavado entre las montañas de Luberon al sur y las montañas de Vaucluse al norte, a este maravilloso lugar se le conoce como, «Colorado provenzal de Rustrel». 




Entre los pueblos de Rustrel y Gignac, junto al río Dôa, los colores de la tierra, por la presencia de ocre en el subsuelo, nos ofrecen a los visitantes un espectáculo indescriptible.

Numerosos vestigios de la era industrial dominan el Colorado provenzal: tuberías, decantadores, cabañas de ladrillo y motores de bombas para la extracción de ocre.

¡Un auténtico viaje en el tiempo!

Estos tesoros del pasado, elaborados artesanalmente por los trabajadores, nos transportan a una aventura industrial desaparecida hace casi medio siglo.

De camino, encontramos un pequeño acueducto que transporta el agua recogida en los acantilados de ocre hasta la fuente del pueblo.


Según la leyenda que Sermonde, esposa del terrible señor del pueblo de Roussillon, amaba a un trovador, celoso el señor del castillo mató al amante con una espada e hizo que su esposa probara el corazón después de cocinarlo.

A ella le pareció delicioso el plato, pero cuando se entera de la verdad, se arroja al vacío, en ese momento la tierra se tiñó con su sangre”.








La realidad es, por supuesto, muy distinta. 

En el principio todo era mar... Hace cien millones de años, al pie de los Alpes, el lecho marino recibió gruesos depósitos de arena, cargados de silicato de hierro verde. 

Al final del Cretácico, el clima cambió y se volvió tropical, y las arenas que emergieron se solidificaron y su contenido mineral se transformó en arcilla pura más hidróxido de hierro. 

El color cambió entonces de verde a rojo. Nacieron los ocres naturales del Vaucluse. 

Los especialistas han identificado entre 17 y 25 tonos diferentes, según la zona.

Una hermosa visita con paisajes magníficos, diferentes a los habituales en nuestros entornos.

Se puede entrar con perros, y el parking cuesta 5€








Petrifying Fountains of Saint-Nectaire


Muy cercanas a la localidad de Saint Nectaire, se encuentran las Petrifying Fountains of Saint-Nectaire, (Fuentes petrificadas de Saint Nectaire).

Visitamos los manantiales volcánicos que brotan del centro de la tierra y dan lugar a una artesanía única en el mundo, derivada de la petrificación.






Al visitante se le ofrece guías multilingües y folletos informativos, lo que lo hace accesible a un público diverso y deseoso de aprender sobre el proceso de petrificación.

La petrificación es el proceso de transformación de materia orgánica en piedra o, por extensión, en materia mineral, en este caso, la petrificación se realiza sobre objetos de porcelana o en moldes de gutapercha, (La gutapercha es una resina natural, similar al caucho, proveniente del látex de árboles del género Palaquium del sudeste asiático, que se vuelve maleable al calentarse).

Pasamos un momento fuera del tiempo visitando la cueva, las galerías, los talleres de fabricación y la Fuente Petrificante.

Desde 1821, unas siete generaciones de artesanos se suceden en la empresa familiar.

En la región de Saint-Nectaire, profundas fracturas han permitido la ascensión del magma volcánico desde el manto superior.

Este magma profundo, en proceso de enfriamiento, mantiene un intenso flujo de calor en el subsuelo, y cuando el agua de precipitación se filtra, se calienta rápidamente y disuelve los elementos minerales a su paso, (calcio, sodio, hierro, etc.) de las rocas que atraviesa.

Entre los 3000 y los 4500 m de profundidad, el agua caliente se mezcla rápidamente con dióxido de carbono, y acelerada por este "levantamiento de gas", tras unos 40 años de viaje subterráneo, regresa a la superficie por las fracturas.

Al salir por las grietas, los manantiales se captan, se canalizan hacia una red de galerías subterráneas y se dirigen hacia la escalera de petrificación.

Al crear pequeñas cascadas, las escaleras generan una fuerte ventilación del agua, lo que aumenta la liberación de CO2 y permite que la piedra caliza se asiente en los moldes.

Escalera de Petrificación con los moldes.


Alto total de la escalera; 14 metros.

La ruta subterránea permite acceder a la cueva lo más cerca posible de estas aguas termales.

Seguimos el camino del agua, que nos muestra los secretos de este oficio ancestral y revelan de forma lúdica y didáctica en el corazón de los talleres de fabricación. ¡La Fuente Petrificante, con su sorprendente cascada de 14 metros, sorprende, es una experiencia única durante una visita inmersiva diseñada para todos!







En la tienda podemos descubrir y comprar creaciones en piedra caliza, fruto de la suma del trabajo entre las riquezas de la naturaleza y el ingenio del artesano, y apreciar la gran diversidad de bajorrelieves y cristalizaciones creadas por los artistas.

Un descubrimiento imprescindible para grandes y pequeños, además tener en cuenta que se puede visitar como en nuestro caso con un perrito.

La atención en recepción es deliciosa y amable.







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