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Etapa 20: Laguna de Castilla - Calvor. 36.520 km




Etapa 20: 
Laguna de Castilla - Calvor.   36.520 km

Varios nos apuntamos a salir temprano, de manera que ya a las 7.00, estaba en camino.
Inicié la marcha con muchas ganas, pero al haber hecho 600 metros me doy cuenta que había olvidado mis bastones en el albergue.
De manera que esa distancia tendría que hacerla tres veces, además con mucha prisa al bajar, ya que esperaba que alguien quedara adentro pues de no ser así, hasta las nueve o diez de la mañana en que abrieran al público no podría entrar.

No fué el caso de manera que habiendo recuperado los bastones, vuelta a subir por ese camino en ascenso contínuo.
Unos 700 metros más arriba del albergue, aparece el primer mojón jacobeo donde marca las distancias. 

Cuatrocientos metros más adelante el Camino se despide de la provincia de León, que es la provincia con más kilómetros de recorrido del Camino Francés, en total  214,4 km. 
Por fin piso Galicia y, entrando por la provincia de Lugo, llego a O Cebreiro, sobre las 7.40.

O Cebreiro es un pueblo hermoso, construído de piedra, de origen prerromano, y la puerta para Galicia por la provincia de Lugo. 


Es otro de los lugares míticos del Camino, a 1.300 metros de altura en el macizo gallego-leonés. 
Es uno de los primeros enclaves que acogió a los peregrinos en su ruta a Santiago. Destaca el simple y primitivo templo prerrománico de Santa María la Real, de los siglos IX y X. 
En el altar se encuentra el sepulcro de Elías Valiña, párroco de O Cebreiro desde 1959 hasta su fallecimiento en 1989, gran impulsor del Camino y creador de la flecha amarilla. 
El pueblo comenzó a restaurarse a mediados de los años 60 y también las pallozas: antiguas viviendas prerromanas de planta circular u ovalada formadas por paredes de piedra y techo de tallos de centeno. Una de las pallozas alberga un museo etnográfico. 
Encontramos aquí, casas rurales, hospederías, bares, mesones y tiendas de recuerdos que han convertido a O Cebreiro en un sitio que no se deben de perder entre los pueblos de altura.
Ver amanecer desde O Cebreiro, junto a sus pallozas, es un privilegio que tenemos en el Camino, si madrugamos claro. 
Hoy, estoy en la tierra de Santiago, mi tierra, tierra de nieblas, de castros celtas y de minas explotadas por los romanos; mucha montaña, fragas de robles y soutos de castaños. 

Salgo de la aldea, bordeando el albergue de peregrinos, y abrigado por la vegetación de la montaña, seguiré en ascenso desde los 1296 metros hasta los 1370, punto más alto del Camino Francés en Galicia. 
Desde aquí comienzo a bajar hasta una  pista forestal.
Cuando hice 3,3 kilómetros llego a Liñares, primera parroquia en Galicia, en mi Camino. 
Tras pasar el templo de la parroquia, cruzo la carretera Lugo-633,  y vuelvo a una senda muy cercana a la carretera, llena de hayas, acebos y otras especies. 


Vislumbro el primer alto, el de San Roque, al que no tardo en llegar. 

Al otro lado de la carretera, a 1270 metros, la escultura de un peregrino medieval que avanza en su lucha contra el viento. 


Siguiendo la senda que va acompañada por la carretera nacional, después de cuatro kilómetros, y en moderado descenso llego hasta los 1.205 metros. 
Después, un "llano" me lleva hasta Hospital da Condesa, donde hay albergue para peregrinos.


Dejo el pueblo y sigo por un surco pegado al guarda rail de la carretera-633. 
Más adelante sigo el desvío a Sabugos y Temple, por un camino que lleva a Padornelo, pueblo con casas de piedra y techos de pizarra.
A la salida de esta pequeña parroquia me espera una durísima cuesta para alcanzar el alto do Poio.
Más de tres kilómetros por la senda pegada a la carretera, en llano, me separan de la siguiente población, Fonfría.
Cruzo Fonfría y de nuevo sigo   por la senda junto a la carretera, que me lleva a O Biduedo, son 2,4 kilómetros de distancia. 



Pasado O Biduedo, en el Concello de Triacastela, el descenso comienza a hacerse fuerte. 
Estoy a poco menos de 7 kilómetros de Triacastela,  pero en bajada continua desde unos 530 metros de altitud. 

Por el camino, a la derecha, en el fondo del valle, se comienza a ver Triacastela. 

La aldea posterior a O Biduedo es Fillobal. En esta aldea hay albergue y bar-restaurante, modernísimo y muy amable atención.


Salgo de Fillobal y tras cruzar la carretera, sigo bajando entre árboles para volverla a cruzar un kilómetro más adelante, junto a un pequeño merendero. 

Por éste camino entro en Pasantes, pequeña aldea con una diminuta capilla. 
Prosigo camino hasta la aldea de Ramil, con castaños centenarios al borde del camino, y casi pegada a Triacastela. 


El castaño de Ramil, tiene 800 años
Aquí se nota otro movimiento, al ser una de esas etapas finales de cuaderno, que yo llamo, hay muchos bares, albergues, tiendas, de todo encuentras en Triacastela.
Muy bonita por cierto.


Paso Triacastela por la calle central sin detenerme hasta la salida de la población. 
El Camino se bifurca y hay que escoger uno de los itinerarios. 
A mano izquierda,  el trazado hasta Samos y su monasterio benedictino y de allí hasta Sarria. 
El de la mano derecha sigue por San Xil, 6,5 kilómetros más corto pero hay que superar un durísimo y solitario desnivel en los primeros 5,5 kilómetros.
A la salida de Triacastela giro a mano derecha y cruzo la carretera-633. hasta tomar el desvío a San Xil, lo elijo por duro. 

Tras un corto tramo, abandono la carretera por la derecha para seguir por una pista asfaltada, y luego por un camino que conduce hasta A Balsa.

Por una cuesta más pronunciada sigo rodeado de frondosos robles hasta desembocar de nuevo en la carretera, justo a la altura de la Fonte dos Lameiros. 
Un fuerte repecho por asfalto me deja a la altura de San Xil. 

La población queda a mano izquierda, sigo sin ver servicios por estos parajes.
El Camino sigue su ascenso por la carretera, al principio parece llano, para endurecerse después, hasta las inmediaciones del alto de Riocabo.  
En el alto dejo la carretera para entrar en el tramo más bonito de ésta etapa. Pasillos cerrados por castaños, robles, y abedules me acompañan.
La bajada a Montán, es bastante peligrosa, y resbaladiza, ya que el piso está formado por lajas de piedra.
Sigo bajando hasta la aldea de Fontearcuda,  le sigue Furela donde hay un pequeño bar.
Atravesando por medio de la población  paso la carretera junto a un cartel que anuncia la entrada al Concello de Sarria.


El Camino sigue junto a la carretera -5602. 
Después bajando dentro de un espeso bosque, llego a la carretera y junto a ella el albergue público de Calvor. 
Había fijado Calvor como final de etapa, para cruzar a primera hora de la mañana Sarria, ya que es desde ahí donde parten los "contingentes" de peregrinos que hacen el tramo final.
Entro al albergue, y una nota en el escritorio de recepción indica alojarse a gusto que el encargado vendrá mas tarde.
Busco mi cama, arreglo mis cosas, me ducho, lavo ropa, después de lo cual recibo la llamada de mi primo, José Manuel, que junto con Ester, están queriendo pasar a visitarme.

No pasó media hora en que nos encontramos y pasamos un muy bonito momento, y siendo que había pasado la semana santa, según Ester, no podía pasar sin el roscón. (menudo trozo me trajo).
Después de éste encuentro y despedida, hago la inscripción en el albergue.
Más tarde andando, me acerco a un bar cercano para comer algo.
La noche fue tranquila.

Etapa 19: Villafranca del Bierzo - Laguna de Castilla. 26.170 km


Etapa 19: 
Villafranca del Bierzo - Laguna de Castilla.  
26.170 km

Como cada día, intento salir sin hacer ruidos molestos, y acabo de arreglar la mochila en un jardín exterior del albergue.
Después de ello, bajo a la zona de recepción, donde hay además una cocina de uso comunitario, y una mesa muy completa, que invita a desayunar, es de agradecer que por 3.50 € fuese tipo bufet, de lo mejor en éste sentido que he visto en todo el periplo.
A las 6.50 de la mañana, ya estoy caminando por medio de las calles de Villafranca para completar mi día 19 en el Camino de Santiago.
Camino por la calle del Agua, luego llamada Ribadeo, para llegar a la cuesta de Zamora, giro a la izquierda y en lo alto de ella paso junto al monumento al peregrino.
Cruzo el puente sobre el río Burbia y continúo por las calles de la Concepción y Espíritu Santo. 

Por esta última se abandona Villafranca y durante un kilómetro se sigue por el arcén de la carretera, junto al cause del río Valcarce. 
Llego ahora a un carril peatonal, protegido por un muro, que avanza entre la autovía A-6 y la Nacional-VI.
Luego paso debajo del viaducto de la A-6, para circular por la Nacional-VI, hasta el desvío a Pereje.
Cruzo la nacional y por la carretera de acceso, con un bonito entorno de chopos y castaños, de la ribera del río Valcarce, que impresionan por su tamaño, llego a la primera localidad del día: Pereje.
Pereje, es una población muy pequeñita.

Cruzo la localidad y antes de la salida a mano izquierda se encuentra el albergue de Pereje, y al salir vuelvo al carril peatonal. 
Un kilómetro y seiscientos metros más adelante se encuentra el área de descanso de Trabadelo.
Acompañándome de nuevo el bosque de la ribera del río Valcarce, con grandes castaños, prosigo hasta Trabadelo, aquí se puede hacer un alto en el Camino. (también tiene albergue)


Paso de la población, dejando a la derecha el desvío a Pradela y Sotelo, pero ahora camino cerca de kilómetro y medio por una pista asfaltada, por encima de la carretera nacional. 

Al superar un arroyo que alimenta al río Valcarce, vuelvo al carril peatonal, junto a la Nacional-VI.
Casi dos kilómetros más del tedioso carril y llego a La Portela de Valcarce, también con algunos servicios, me encuentro con un grupo de jovencitos que se ofrecen a sellar mi credencial en la bonita iglesia de San Juan Bautista.
En La Portela , encuentro una zona apartada de la carretera con otro de los homenajes a los peregrinos que por aquí andamos, aprovecho entonces para comer algo y reponer energías para continuar.
Pasando La Portela, apenas transitados 300 metros junto a la Nacional-VI, llega el desvío hacia Ambasmestas y Vega de Valcarce. 

Primero paso por Ambasmestas.
 en la confluencia de los ríos Balboa y Valcarce, con construcciones en piedra y de muy bonito aspecto.

Después de 1,7 kilómetros, entro en Vega de Valcarce, el pueblo más grande del valle, con muchos bares, restaurantes, albergues, y servicios.  




A la izquierda sobre un cerro quedan ruinas del castillo de Sarracín, de los siglos XV y XVI, atribuido a los caballeros templarios. 
Paso frente a la iglesia de la Magdalena, patrona de pecadores y penitentes. 
Donde se muestra la característica peregrina de la villa. 
Edificio de una sola nave, de planta rectangular y torre campanario.
En algo más de dos kilómetros llego a Ruitelan.
Hasta aquí el camino ha sido casi plano.
A la salida de Ruitelan la pendiente se endurece un poco, preparándonos para lo que vendrá después. 
Poco más arriba, a la izquierda, tomo el desvío y cruzo el río Valcarce por un puente de piedra para luego bajar hasta Las Herrerías. 
Paso por ésta aldea hasta el barrio de Hospital , una continuación del pueblo que toma su nombre del antiguo hospital para peregrinos ingleses, que hubo en ese lugar. 

Al pasar estas casas el camino se endurece, se hace más empinado y comienza la verdadera ascensión a O Cebreiro.

Por un duro repecho y en asfalto, por casi un kilómetro, bajo mi ritmo, acorto los pasos y cuento la respiración. Ahora es donde el peso de la mochila se hace sentir. 
En plena subida, un indicador para la senda que nace a la izquierda de la pista asfaltada.
Ahora en la senda, la pendiente da un respiro hasta cruzar el arroyo de Refoxo, luego sigo por una calzada sombría que sube duramente entre castaños y robles.
 
Este camino nos acerca hasta La Faba, en el pueblo hay un bar, albergue y una tienda. 

Al pasar La Faba se abandona la pista sombría para salir a un terreno abierto, con vistas a los bosques atlánticos. 

Las amplias vistas cambian la percepción de la pendiente, que se torna ligeramente más suave hasta alcanzar el último pueblo de León en el Camino de Santiago Francés, son las 13.10´

Laguna de Castilla, es una pequeña población donde se encuentra el bar y albergue, La Escuela, desde mi punto de vista de los más recomendables.
Éste es mi final de etapa, he decidido hacer una etapa algo más corta , visto lo duro que fue realmente este tramo del camino, y además como siempre evitando las cabeceras de etapas preconcebidas, donde se aglomera la mayoría de peregrinos y el problema es el lugar en los albergues.
Con anterioridad, desde el camino me había asegurado la cama, me instalo en el moderno y muy cuidado albergue, luego de una muy disfrutada ducha, bajo a comer.                     
Habiendo repuesto energías, aprovecho para hacer lavado y secado de ropa.

La tarde ha servido para reponer energías y preparar todo para que en la mañana temprano pueda alcanzar O Cebreiro.